Conocí a Isabel García Tejerina en una entrevista que le realicé en 2003 con quien era mi directora, Alicia Vives. Entonces ya llevaba más de dos años como secretaria general de Agricultura en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del segundo Gobierno de Aznar.
Como bien reza en su currículum —y han difundido todos los medios de comunicación— García Tejerina había sido previamente asesora de Loyola de Palacio y de Jesús Posadas, donde, (sobre todo, con este último) había tenido la responsabilidad de las relaciones internacionales por su dominio de idiomas.
Cuando Miguel Arias Cañete llegó a Atocha, aunque éste no precisaba de su labor de traducción, la mantuvo como asesora en asuntos comunitarios entre abril y junio de 2000. En ese tiempo ella supo demostrar al ministro sus conocimientos, su responsabilidad y su ambición, de tal manera que a mediados de ese mismo año la nombró secretaria general de Agricultura. Entonces fue cuando empezó a forjarse un tandem profesional que se mantiene hasta el día de hoy.
La primera etapa de García Tejerina en el MAPA, entre junio de 2000 y abril de 2004, fue complicada y repleta de sinsabores, lo que le llevó a afirmar «no me importa estar aquí, pero tiene tanto desgaste…». Había accedido al cargo con 31 años y en aquella primera entrevista reconoció que le molestaba que los prohombres de los diferentes subsectores agroalimentarios la trataran como a un niña. Su perfil profesional era eminentemente técnico, y apenas mentaba al entonces presidente del Gobierno ni aparecían reproches políticos a la oposición.
Posteriormente, cuando en 2004 dejó el Ministerio, fue fichada por Fertiberia, empresa de fertilizantes perteneciente al Grupo Villar Mir. En aquel tiempo coincidí con ella en varias ocasiones y el trato siempre fue muy cercano y distendido, centrado más en lo personal que en lo profesional.
Tras la victoria política del PP en 2011, en el acto de entrega de carteras de la ex ministra Rosa Aguilar al ahora «bi- ex ministro» Miguel Arias Cañete, Isabel García Tejerina apareció en Atocha acompañando al presidente de Fertiberia, Francisco de la Riva. Entonces presencié encuentros muy cariñosos con funcionarios del Ministerio y, aunque supongo que muchos la miramos de reojo, hasta dos meses después no supimos que volvería a la casa a continuar su tandem con Cañete.
En una segunda entrevista realizada en su segunda etapa, en marzo de 2012, reconoció que durante la etapa de Zapatero al frente del Ejecutivo Central, «el ministro y yo no hemos dejado de hablar de agricultura. Yo por mi trabajo y él porque, a pesar de ser el responsable de Economía y Empleo en el Partido Popular, continuaba ocupándose de este sector». En esa misma entrevista admitió: «ahora no he venido al cargo engañada, vuelvo sabiendo la especial dificultad por la que está atravesando España y esa es una de las razones de mi regreso. Entonces tuve una experiencia muy buena, siendo muy joven, y creo que supe aprovecharla a costa de sufrimiento y responsabilidad«.
De hecho reconoció que le costó mucho decidirse si volver o no a la actividad pública y que si lo hizo fue, primero porque «Miguel Arias Cañete es un jefe extraordinario» y segundo porque se siente muy patriota. «Siempre en mis cuadernos y carpetas de estudiante copiaba la frase ‘cuando estudies y trabajes, piensa que algún día España necesitará de tí«, confesó. [Quizás a esto habría que añadir la posibilidad de ser ministra, puesto que soy de la opinión que Cañete cerró su destino actual cuando, a regañadientes, aceptó la cartera de Agricultura].
Su patriotismo me sorprendió al inicio de una conversación donde demostró que la Isabel García Tejerina de hoy, a pesar de su perfil técnico, es mucho más política que la de hace trece años. Las críticas a la labor del PSOE, los elogios al Gobierno de Rajoy y los objetivos políticos y económicos del PP han marcado muchos de sus discursos, además de participar activamente en gran parte de reuniones de agricultura del partido.
A distancia, el único renuncio que le he podido detectar es su hastío a las quejas de las organizaciones agrarias, manifestada en una malograda nota de prensa titulada «García Tejerina destaca las más de cuarenta reuniones mantenidas con las OPAs para abordar la reforma de la PAC».
Personalmete, Isabel García Tejerina es una mujer alegre, responsable y discreta. Por su porte esbelto y fibroso se reconoce que le gusta practicar deporte —aunque últimamente menos del que le gustaría—. En su nevera no suelen faltar los yogures (no sabemos si los toma caducados, como su ex-jefe) y su transporte favorito para moverse por Madrid es su vespa.
Me falta por saber, que si Arias Cañete veía los líos por el correo y el móvil, ¿García Tejerina lo hará por su Ipad?