¡Qué gran desconocimiento hay del sector agrario y del medio rural! Esa es la conclusión a la que llego después de que El País Semanal publicara hace unos días un reportaje sobre los neorrurales que viven en nuestros pueblos «Conectados al campo» y que semanas antes se convirtiera en viral la carta de un joven agricultor que «le quita la boina» al agro.
Parece que decidir vivir en un pueblo tras residir en la ciudad o dedicarse a la agricultura por pura vocación siendo universitario es noticia… Sobre todo para quienes desconocen la realidad de nuestro medio rural, porque para quienes somos de un pueblo pequeño o estamos vinculados al sector agrario, estas historias son similares a otras que conocemos.
Obviamente, a ello ayudan -y hacen bien- las organizaciones profesionales agrarias, que desde hace un tiempo se esfuerzan por renovar la imagen del sector agrario y dar más protagonismo a sus Jóvenes Agricultores Sobradamente Preparados («JASP»).
Así, desde COAG se dió a conocer a Marcos Garcés, el joven turolense licenciando en Sociología y con estudios en Ciencias Políticas que, desde que se lanzara a escribir esta carta, ha ocupado varios espacios en la prensa nacional. UPA también presentó en este artículo a Javier Ramos, un agricultor extremeño licenciado en ADE y con un máster en Comercio Internacional. Y desde ASAJA, hace años que promocionan la figura de Paola del Castillo, una tarifeña licenciada en Historia del Arte, formada en ADE y presidenta de ASAJA Joven que gestiona una explotación ganadera.
El mundo cambia mucho y muy rápidamente y, aunque más despacio, esos cambios también llegan al sector agrario y a nuestros pueblos. Hoy día ya no es agricultor o agricultora «el que no vale para estudiar» (aunque se sigan dando casos). La mayoría de los jóvenes que deciden quedarse en las fincas familiares y ser empresarios agrarios lo hacen por verdadera vocación y, cada vez son más los que previamente se forman como ingenieros agrícolas o agrónomos (aunque hay estudios que afirman que la preparación de los agricultores españoles es inferior a la de otros europeos).
Por otra parte, creo que cada vez somos más (servidora incluida) los que consideramos que tener un pueblo es tener un tesoro y que «ser de provincias» es un lujo en lugar de algo despectivo. Le estamos dando la vuelta a la tortilla y a aquellas películas de Paco Martínez Soria, porque ahora tan cateto es el que se pierde en la gran capital, como el que sólo ve a los pollos en el supermercado.
La falta de conocimiento de la sociedad sobre nuestra agricultura y nuestro medio rural es evidente y, tristemente, suscita un interés más bien escaso. En un mundo dominado por el poder de las urbes es más que oportuno valorar tanto a quien ayuda a vertebrar el territorio como a quien produce los alimentos que tres veces al día nos llegan a la mesa.
Por ello, (aunque a algunos no nos parezcan noticiosos) sean más que bienvenidas todas estas informaciones que ayudan a poner el foco de atención en una realidad que para muchos sigue siendo invisible.
Gente preparada necesita nuestro campo; estos parecen una generación de élite. Apoyaremos todas estas iniciativas, sin dudarlo, es un sector bastante rancio todavía, innovación esperamos y futuro, para que todo sea ecológico totalmente, incluido todas las reflexiones, ¿por qué no?