Sin agricultura, nada. Pero es evidente que no es suficiente.
Eso es lo que se desprende de los gráficos que ilustran el artículo «La España profunda» publicado en el último anuario de UPA, presentado el 12 de julio en Madrid. Según los datos que en él aporta el catedrático de Geografía en la Universidad de Valladolid, Fernando Molinero, la agricultura tiene más peso en la España rural profunda, en la más pobre, y va perdiendo importancia en las zonas rurales más dinámicas.
«A la hora de hacer este análisis, ¿ha sumado el peso de la agroindustria y de la agricultura?», preguntamos al catedrático. «No, la agroindustria está dentro de la industria y es más fuerte en las zonas rurales dinámicas. La agricultura es la producción de materias primas», explica Molinero, quien añade que a la hora de hacer este análisis se ha centrado en la visión clásica de la agricultura, sin entrar en el agribussines.
No obstante, si se toma el empleo como uno de los factores que fijan la población en el medio rural, el que más lo consigue es el de «otros servicios», ya que, al igual que ocurre en el medio urbano, es el más importante.
En este sentido, como dijo la presidenta de Fademur, Teresa López, «el problema de la despoblación no se puede paliar solamente con la PAC. O nos lo tomamos en serio y se acometen más políticas o no haremos nada». Idea que bien podría resumirse como el «Plan Marshall» para el medio rural que pidió el catedrático Molinero.
Curiosamente, tres compatriotas aragoneses salieron a colación en la mesa redonda del evento: el actor Paco Martínez Soria como actor que encarnó al pueblerino paleto que se asombraba de las maravillas de la ciudad; el escritor Sergio del Molino, quien con su libro «La España vacía» ha puesto el foco en un grave problema que existe desde hace décadas y al que apenas se le está haciendo caso; y el responsable de UPA Aragón, Enrique Arceiz, que fue uno de los que retrató de forma más real y honesta cómo es la vida en todos esos pueblos que se despueblan.
Otro protagonista del evento fue el recién estrenado consejero de Agricultura y Pesca de Andalucía, Rodrigo Sánchez Haro quien ofreció a los asistentes un discurso lleno de cifras y propuestas andaluzas, más propio de escucharlo en el Parlamento andaluz que de un foro de este tipo.
También se aplaudieron a los premiados por la Fundación de Estudios Rurales de UPA: la escritora Inma Chacón; la cooperativa COVAP, (galardón que recogió su presidente, Ricardo Delgado); los ya desaparecidos miembros de UPA, Raúl Bacelar y Rosa María Nicieza; el ganadero trashumante Miguel Cabello o la cunicultora María Jesús Martín Sanz.
El que fuera secretario general de UPA Jaén, Jacinto López, fue otro de los homenajeados, reconociéndole así el papelón que ha desempeñado en la reconstrucción de UPA Jaén tras todo el follón de su predecesor, Agustín Rodríguez. Y es que, aunque apenas se mentó la bicha, durante los últimos años UPA ha protagonizado en Andalucía y en Extremadura, varios capítulos bien complicados.
Gracias a la entrega de premios del Concurso de Fotografía del Mundo Rural, en los que colabora el grupo de comunicación Eumedia (Vida Rural, Mundo Ganadero, Origen), supimos que esta editorial cuenta con una nueva consejera, Marta Raspall.
No obstante la estrella de la jornada fue el ex-peluquero, aventurero y comunicador leonés Jesús Calleja, quien tras recibir el premio Esteban López de comunicación exhortó «soy de pueblo, vivo en mi pueblo y de mi pueblo no me saca nadie, porque en los pueblos vivimos más intensamente y somos más felices». Calleja supo ganarse al público y sacar sonrisas y carcajadas, humor que continuó cuando el secretario general de UPA, Lorenzo Ramos, confesó que el traje chaqueta que llevaba puesto se lo compró hace 13 años, cuando accedió al cargo y «al pueblo ni lo llevo».
Tras exponer todas sus reivindicaciones, Ramos pasó el relevo al actual secretario general de UGT, Pepe Álvarez, y éste a la ministra Isabel García Tejerina, quien, una vez más releyó los mismos datos de siempre con un tono que consiguió adormecer al personal… Una pena, porque a pesar de que su paisano Calleja y Lorenzo Ramos consiguieron sonsacarle risas y una actitud más jovial, finalmente retomó su rol oficial y aburrido.
A ver si el verano relaja a la ministra y le ayuda a pensar sobre cómo comunicar y empatizar con sus audiencias en las distancias largas… porque en las cortas, nos consta que ya lo domina.