El cooperativismo agrario no tiembla con la crisis de Fagor. Eso es lo que se desprende tras consultar varias voces expertas en la materia. Nos explicamos: el pasado 17 de octubre, el diario El País, anunciaba el preconcurso de acreedores de la empresa vasca con el siguiente titular «El modelo de cooperativas sufre su primer gran golpe con la crisis de Fagor». En el interior, los titulares seguían la misma tendencia alarmista «Fagor hace temblar al cooperativismo» o «El modelo social se vuelve vulnerable», mientras que en los textos solamente se explicaba la complicada situación que atraviesa la Corporación Mondragón, sin argumentar, en ningún momento, la «posible» crisis del modelo cooperativo.
Sin duda, el mensaje tergiversado de los titulares caló, puesto que dos días después la compañía vasca emitía un comunicado titulado «Mondragón reafirma su confianza plena en el modelo cooperativo».
La cuestión es: ¿cómo afectan estas informaciones a las cooperativas agroalimentarias, unas de las más numerosas en nuestro país? ¿Qué piensan los cooperativistas del sector agrario sobre este tipo de noticias?
El presidente de Cooperativas Agroalimentarias de España, Fernando Marcén, lo deja muy claro: «No tienen ni idea de lo que hablan. No veo que ‘El País’ ponga en juicio a la Democracia porque haya un porcentaje de políticos que son unos chorizos. ¿Acaso se ha criticado el modelo de las miles de sociedades anónimas que han desaparecido durante la crisis? ¿O el modelo de los autónomos que se han quedado sin trabajo?», afirma. Y concluye: «La noticia es que de las 22.000 cooperativas que hay en España se pueden contar las que han caído con los dedos de una mano».
El mismo planteamiento realiza el director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados, IESA-CISC, Eduardo Moyano, quien en el artículo «Elogio del cooperativismo» se pregunta: «¿Acaso cuestionan los medios de comunicación con la misma intensidad el sistema capitalista por la cantidad de irregularidades que se han producido en el sistema financiero?».
Y posteriormente, explica: «Por supuesto que podemos encontrar casos de mala gestión y de ineficiencia en el mundo del cooperativismo, como en cualquier otro sector empresarial. Cierto que muchas cooperativas están pasando por problemas, como cualquier otro tipo de empresa en este periodo difícil. En el área de la agricultura española, tenemos excelentes ejemplos de buenas cooperativas, aunque también lamentamos su excesiva atomización en algunos sectores (como el aceite de oliva). Asimismo, encontramos buenos ejemplos de integración cooperativa que han sido capaces de dar el salto hacia modelos de segundo grado para avanzar en proyectos más competitivos (pensemos en grupos como Hojiblanca u OleoEstepa). Junto a estos grandes grupos, hay cooperativas de menor tamaño que cumplen una misión muy positiva en áreas más restringidas, pero no por ello menos importantes».
Sin duda, para reflexionar.
Hola Elisa, creo que el comentario de tus dos entrevistados es correcto, tendemos a confundir la excelencia empresarial con el modelo, como siempre el medio con el fin. Fagor ha estado viva durante muchos años, si el modelo hubiera sido insostenible no creo que hubiese durado tanto como gran empresa. EL problema ha sido de estrategia, gestión empresarial y de las decisiones que se han tomado en el pasado, como bien se ha reconocido por su actual Director en una reciente entrevista en El País. Este tipo de lecturas nos demuestra que tenemos que hacer un gran esfuerzo en pedagogía sobre lo que es una cooperativa, ya que entre ignorancia y personal interesado en que no exista el movimiento cooperativo para eliminar competencia indeseable, estamos todo el día apagando fuegos.
Gracias por tu comentario Gabriel. Para mi el gran error es que se de pie a confundir a la «gran cooperativa» con el «modelo cooperativo», algo que, como bien explican los entrevistados, no se ha hecho en otros sectores como la banca, la política, las sociedades anónimas, etc.