Pan, sémolas, fideos, macarrones, espaguetis, cuscús… Pocos ciudadanos saben que una parte de su alimentación diaria se basa en un tipo de cereal: el trigo duro. Una producción más importante en la dieta de los españoles que en la economía agraria del país, puesto que, como ocurre con otros herbáceos, España también es deficitario en esta materia prima y, en la mayoría de las campañas, la industria tiene que importarla para cubrir las necesidades de consumo.
Según se expuso en una de las mesas redondas de la VIII Muestra Gastronómica Pasta y Dulce de Daroca (Zaragoza), Francia e Italia son los grandes productores europeos de trigo duro, a los que, de lejos, siguen España y Grecia. Europa, además de la primera productora mundial es también la primera consumidora, seguida de los países del Magreb, por eso, el director de compras de Harineras Villamayor, José López Duplá aseguro que «América del Norte, considerando como tal Canadá, Estados Unidos y México, es el granero de trigo duro de la Unión Europea».
Por otra parte, dentro de nuestro país, las estadísticas del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente muestran que Andalucía es la primera comunidad en cuanto a superficie, con alrededor del 70 por ciento de la producción, y Aragón la segunda, con el 30% y tres de las cinco industrias semoleras que hay en el Estado. Este cereal suele sembrarse en secanos, zonas áridas que dependen del clima y de la pluviometría y quienes conocen el cultivo, lo califican de «exquisito» porque todos los años tiene percances.
Tanto para el presidente de Arento, Pedro Naudín (productor de trigo duro y también semolero), como para el directivo de Harineras Villamayor, la calidad del trigo duro es un requisito esencial que todavía no se ha llegado a conseguir en la comunidad aragonesa. Por ello, abogan por incentivar la investigación, el I+D en nuevas variedades de semillas que mejoren, no sólo los rendimientos —como insistió el decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco, Joaquín Olon—, si no también las propiedades de los granos.
Asimismo, ambos también pusieron sobre la mesa que los dos países que más trigo duro producen de la Unión Europea, Francia e Italia, cuentan con un pago compensatorio de la Política Agraria Común que en España todavía no se ha establecido —aunque se podría revisar en 2015— lo que les hace competir en el mercado comunitario en desigualdad de condiciones.
Por su parte, el agricultor y representante de la organización agraria UAGA, Javier Langa, abogó por trabajar en conseguir trigo duro ecológico, con el fin de que este cereal de secano obtenga un mayor valor añadido.