Mucha gente. En el acto de traspaso de la cartera de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de Miguel Arias Cañete a «Isabel» había mucha gente. Quizás fuera por la expectación generada alrededor del nombramiento, porque estamos en precampaña electoral o porque la mañana fue soleada y la hora acertada (las 13.15). El hecho, es que algún funcionario con larga trayectoria en la casa no recordaba tanto personal en una cita de este tipo.

El lucernario del Palacio de Fomento se quedó pequeño para acoger a consejeros de Agricultura como Antonio Cerdá de Murcia o Silvia Clemente de Castilla León, al delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, a los representantes de organizaciones profesionales agrarias, Cooperativas Agroalimentarias, FIAB, colectivos sectoriales de vino, aceite de oliva, porcino… Incluso al actual director general de Anfabra y ex secretario de Estado de Agricultura, Josep Puxeu, —posiblemente el único «ex-político» socialista en terreno netamente del PP—.

El traspaso de Agricultura: multitudinario, emotivo y continuista

«Estos dos años en este Ministerio han sido de los más felices en mi vida política«, afirmó Arias Cañete [y eso que aceptó la cartera a regañadientes y, probablemente, a condición de ocupar su actual cargo en el PP]. «Me fui triste en 2004 cuando le entregué la cartera a una ministra socialista. Ahora, con una ministra del PP, tengo absoluta tranquilidad de que vamos a cumplir lo que falta del programa electoral, y que vamos a mejorar los objetivos».

El candidato a las europeas del PP hizo estas confesiones tras terminar un largo listado de agradecimientos a secretarias, escoltas, protocolo, prensa, chóferes, «niñas» de la cafetería, «portería mayor» de Atocha, asesores, personal del Gabinete… «Un dream-team que ha conseguido que sea un ministro con altas calificaciones cuando en mi etapa anterior fui de los últimos».

Después vinieron las alabanzas al resto del equipo y a «Isabel». Luego llegó el turno de la nueva titular, quien calificó a su predecesor como «el» ministro de Agricultura que tanta riqueza ha llevado a tantos rincones de España y que tantos favores ha hecho a casi todos».

La actual ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, aunque anunció que va a añadir nuevos proyectos a los ya empezados en la era Cañete, dejó entrever que en su mandato iba a haber mucha continuidad, e insistió en que «las puertas de todas las sedes del Ministerio van a seguir abiertas a todo el mundo. Es la casa de todos y para todos«.

El momento más emotivo comenzó cuando García Tejerina agradeció a sus padres la educación recibida, la vocación que su madre le inculcó por el medio rural y la llegada al caserón de Atocha de la mano del ex ministro Jaime Lamo de Espinosa (también presente). Posteriormente, Arias Cañete quiso hacer lo mismo con los suyos, y con voz un tanto entrecortada dió las gracias «a mi familia, mis hijos, nietos y esposa, al que este Ministerio me ha impedido darles el cariño que se merecen».

Tras esta últimas palabras, comenzó el correspondiente «besamanos» a la nueva ministra. Cuando ya muchos se habían ido, Cañete, volvió a mirar su móvil para saber su agenda. «Aún tengo tiempo», afirmó, y lo aprovechó despidiéndose de parte de su dream team (secretario de Estado en Medio Ambiente, directores generales y asesores) con los que se marchó a la terraza de un bar cercano a Atocha. Sin duda, la vida de candidato permite ser más «ciudadano» que la vida de ministro.

Escrito por Elisa Plumed

Periodista especializada en agricultura y alimentación.

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