Mostrar que, para tener futuro, es preciso sintonizar el medio urbano y el rural. Ese es el objetivo marcado por el IV Congreso Nacional de Desarrollo Rural que se celebra en Zaragoza del 10 al 12 de febrero.
Dicha argumentación no es novedosa en el ámbito del desarrollo rural, ya que hace tiempo que algunos predicaban la necesidad de complementar ambos medios, puesto que no pueden vivir el uno sin el otro, y viceversa. «Entendemos que la cooperación es fundamental», apunta el decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco, (la entidad organizadora), Joaquín Olona.
Y para reforzar el mensaje, desde la organización se explica: «las cadenas cortas, el comercio de proximidad, los productos locales, la agricultura ecológica, los huertos urbanos o las nuevas modalidades de turismo rural son fenómenos emergentes, fuertemente relacionados, que ofrecen nuevas posibilidades para conectar el campo y la ciudad».
Por ello, el programa del Congreso se ha diseñado con una parte más ambiental: la conferencia inaugural del naturalista Joaquín Araujo; otra más rural: el debate de la próxima programación de los Programas de Desarrollo Rural 2014-2020; y otra más agraria, con el Año Internacional de la Agricultura Familiar.
En esta edición, la organización ha querido reivindicar la importancia de la agricultura para el desarrollo rural. «Sin menosprecio del medio ambiente y del desarrollo territorial, creemos que se debe prestar una mayor atención a las estructuras agrarias, al Segundo Pilar de la PAC que, además del Leader, aglutina otras medidas muy importantes como la incorporación a jóvenes, la modernización de explotaciones, el apoyo al regadío, la formación, la tecnología, etc», explica Olona.
Los orígenes de este Congreso Nacional de Desarrollo Rural se remontan a septiembre de 2008, ya que se trata de un evento bienal. Personalmente, entonces ya me llamó la atención que fueran los agrónomos los que tomaran la bandera del desarrollo rural en lugar de hacerlo otras entidades más enfocadas a ello, —veníamos de años donde se había dado cierto enfrentamiento entre agraristas y ruralistas, entre el Primer y el Segundo Pilar—.
En aquel momento, la explicación dada tuvo el mismo espíritu que hoy pervive: la necesidad de cooperar, de entender que los agrónomos necesitan un medio rural vivo, dinámico, vertebrado y vertebrador. Por ello, en las otras ediciones de este congreso se ha seguido esta máxima bajo lemas como «Innovar desde el territorio» o «Cooperar para competir«.
Y precisamente, sumar, cooperar es lo que hace este Congreso Nacional, puesto que en sus dos últimas ediciones ha coincidido con la celebración del certamen agrícola por excelencia de nuestro país, la Feria Internacional de Maquinaria Agrícola, FIMA, que lleva a cabo su 38º edición del 11 al 15 de febrero. De este modo, durante esos días, Zaragoza se convertirá en todo un referente informativo para las gentes del medio rural.