Paco Casero vuelve a sus orígenes con la que podría ser su 40ª huelga de hambre. Quien durante muchos años fuera el presidente del Comité Andaluz de Agricultura Ecológica, CAAE, y hoy continúa siendo la cabeza más representativa de Ecovalia, inició la protesta el pasado 12 de febrero, basándose en lo que se puede considerar su manifiesto: «Un sueño frustrado».
En él explica que los motivos que le llevan a ella son: «la transparencia y la participación contra la corrupción y la burocracia excesiva. La agricultura y la ganadería ecológica, el valor añadido y el empleo. La dignidad, honestidad y la rebeldía responsable». Como ven, hay de todo, como en botica.
El fundador del Sindicato Obrero del Campo —en el que también destacaron otros militantes como Juan Manuel Sánchez Gordillo (hoy parlamentario andaluz) o Diego Cañamero— fue uno de los precursores de la agricultura ecológica al inicio de los 90, un «loco» que con el tiempo se ha convertido en todo un referente para este subsector agrícola, de manera que hablar de la producción ecológica en España sin mentar a Paco Casero es prácticamente imposible. A finales del año pasado se jubiló «administrativamente» y la propia presidenta de Andalucía, Susana Díaz, reconoció su labor, tanto en los ecológicos como en la lucha por el pueblo andaluz.
Personalmente, conocí a Paco Casero en una entrevista que le realicé en sus oficinas de Sevilla, hace unos años. «Mejor a primera hora de la mañana», le propuse, «de acuerdo, a las 7.00, estoy desde las 6.30», respondió. El estómago me dio un vuelco: «¿y a las 7.30…?». Sin duda, ha sido la entrevista más madrugadora que he hecho en mi vida. Entré en su despacho donde Casero estaba trabajando mientras picoteaba unas almendras tostadas. «¿Quieres?», me ofreció. «No, no, gracias», respondí, preguntándome cómo le apetecían frutos secos a esas horas de la mañana. Así es Casero, peculiar.
Posteriormente, tuve la ocasión de econtrármelo en varias ocasiones y pude comprobar que, aunque habla bajito, despacio y con cierta impronta de modestia, le gusta mucho que le bailen el agua, y que cuando no se le hace debidamente, se molesta.
Por otra parte, siempre que pienso en huelga de hambre, el primer recuerdo es Mahatma Gandhi y sus nobles causas como la independencia de la India o la consideración de las castas intocables, como los parias. Quizá por eso, porque en mi mente se grabó que, éticamente, estas actuaciones tienen que estar vinculadas a la reivindicación de algún derecho humano, me sorprende que en los últimos meses se haya instaurado el «todo vale» para hacer una huelga de hambre.
Así, en noviembre, un joven ingeniero en paro hizo una para exigir la dimisión del Gobierno y cambios estructurales en nuestro país; el pasado 10 de febrero cinco camioneros valencianos iniciaron otra para que el Ministerio de Fomento conceda una tarjeta de transporte por camión, y no se obligue a tener tres camiones; y dos días después, Paco Casero anunció su sueño frustrado y su 40ª huelga de hambre.
Me cuesta encajar que una persona que durante la última década ha representado a un organismo semi-público como el CAAE, que conoce los entresijos y vericuetos de las administraciones públicas, con las que se ha reunido en infinidad de ocasiones tanto a nivel local, autonómico o nacional, y que también ha tenido la oportunidad de pisar la cocina de Bruselas, deje de lado la vía reivindicativa más social (fundaciones, asociaciones, partidos, etc) y opte, tras su jubilación, por ser protagonista de una nueva huelga de hambre. —Acción cuyo valor también hay que saber medir, puesto que en sus 65 años supera la treintena de huelgas, al menos eso dice él—.
Andalucía es hoy la principal productora de agricultura ecológica de España y de Europa, (algo en lo que Paco Casero tiene que ver). Por ello, la Junta de Andalucía, hizo entrega de unas ayudas a empresas y asociaciones del sector el pasado 17 de febrero y dos días más tarde anunció el III Plan Andaluz para 2014-2020. Puede que la PAC 2014-2020 no mente a la producción ecológica, como denuncia Casero, pero está claro que el Gobierno andaluz sí que está por la labor.
Pues eso, Elisa. Solo te digo, parafraseando a un maestro:el dardo en la palabra.
¡Gracias maestra! Ya sabes, las cosas que salen del tirón, suelen ser las mejores.