A Luis Planas le ha pasado como a Miguel Arias Cañete: ante su segunda posibilidad de ser ministro, prefería otra cartera que no fuera Agricultura. Planas abogaba por Exteriores, Cañete, en su día, por Economía. Pero donde hay patrón, ya se sabe lo que le toca al marinero.
Dichas preferencias no tienen por qué extrañar una vez que se ha entrado a formar parte del “club ministerial”. Agricultura es un área del Gobierno con muchos sinsabores, que apenas se luce en la política nacional, con negociaciones complejas en la internacional y tan obviada por la sociedad y la prensa que ni siquiera aparece en las quinielas a la hora de buscar ministrables. ¡Y eso que incluye la alimentación!, un bien de primera necesidad que todos necesitamos al menos tres veces al día.
Pero Planas tenía muchos competidores para Exteriores, conoce bien tanto el sector primario como las instituciones europeas, y, aparentemente, no ha dado muchos dolores de cabeza a Pedro Sánchez, razones más que suficienes para repetir en el cargo.
Así, el ministro de Agricultura cuenta con una segunda oportunidad para hacer frente a todos los retos de la agroalimentación española y también para gestionar internamente su casa.
¿Equipo propio o continuidad?
Quizá en este segundo mandato Luis Planas opte por montar un nuevo equipo ministerial, ya que el que ha tenido hasta ahora [por cierto, bastante bueno] viene prácticamente heredado de su predecesora, Isabel García Tejerina. Aunque la mayoría de los altos cargos de Agricultura son funcionarios de carrera y poseen un perfil técnico (lo que normalmente garantiza que la maquinaria de esta Administración se mantenga bien engrasada), en el PSOE molestó que Luis Planas ascendiera a secretario general a Fernando Miranda, mano derecha de Tejerina. El conocimiento técnico, profesionalidad y buen hacer de Miranda es más que conocido en el sector agroalimentario, (durante los últimos meses de “desapetencia agraria” de un Planas en funciones, Miranda ha sido quien ha soportado gran parte del peso ministerial), sin embargo los agrarios del partido socialista no vieron con buenos ojos su nombramiento hace 18 meses.
Algo similar ocurrió con casi todos los directores generales, que trabajaron como tales u ocuparon cargos de responsabilidad bajo el mandato de García Tejerina y posteriormente se mantuvieron con Planas. Alguno de ellos incluso todavía se define como “del equipo de Isabel”.
Quizá, por eso de que había que disimular que el equipo era heredado, la agenda pública del Ministerio de Agricultura durante la última Legislatura ha estado protagonizada por el ministro y el secretario general, dejando de lado parte de los eventos en los que participaban los directores generales.
Jefe de Gabinete y Subsecretaría
Otro alto cargo que también tendrá que nombrar Luis Planas es el de su jefe/a de Gabinete, ya que el anterior, Juan Prieto, se despidió en Navidades y tomó rumbo a Roma como consejero ante la FAO. Muchos de los que lo trataron (o lo intentaron tratar) han agradecido este cambio, puesto que Prieto hace honor a su apellido y durante su paso por Atocha no ha puesto las cosas fáciles, ni a los que llamaban a la puerta del Ministerio, ni a los que trabajan dentro de él.
Por su parte, quien en este primer mandato de Planas ha brillado por su ausencia pública ha sido la subsecretaria del Ministerio. Porque, ¿alguien la conoce? En los últimos equipos ministeriales, este cargo había tomado cierta relevancia pública y los divesos subsecretarios, además de la gestión interna de la casa, representaban a la institución cuando el ministro o el secretario general no podían. Santiago Menéndez de Luarca y Jaime Haddad son dos de los nombres que más se recuerdan por su larga trayectoria en este cargo. Sin embargo, a Maria Dolores Ocaña casi no la conocen ni los representantes de las Organizaciones Profesionales Agrarias, OPAs, con las que se supone que tiene que mantener una interlocución fluída y estable. (Interlocución que las OPAs apuntan que también el ministro debería de mejorar).
Luis Planas puede conseguir que éste sea su mandato más largo al frente de una cartera de Agricultura (ha dirigido dos veces la Consejería homónima de Andalucía y una el Ministerio, aunque en ninguna ocasión ha superado el año y medio en el cargo). Trabajo y retos del sector agrario y alimentario le sobran. Para resolverlos la mejor receta es rodearse de un equipo profesional, cohesionado y con gran conocimiento en la materia.
Señor ministro, ¡suerte y a por ello!