Las organizaciones profesionales agrarias se encuentran en horas bajas. Los recortes de ayudas económicas de la Administración Pública a cualquier tipo de colectivo también han hecho mella en ellas; algo que ha puesto en peligro sus labores de representatividad y de servicio a agricultores y ganaderos. De este modo, la realización de informes o análisis sobre el sector agroalimentario español, la oferta de cursos y formación a los profesionales del campo, la organización de jornadas e, incluso, la de sus «tradicionales» manifestaciones o movilizaciones también se han visto considerablemente afectadas.
«No hay liquidez para las manifestaciones o para organizar jornadas», afirman desde COAG Nacional, aunque aseguran que «cuando tenemos que decir algo, tampoco nos lo callamos». «En las movilizaciones hay que pagar el transporte de la gente, pero ahora muchos lo abonan de su propio bolsillo», añaden desde UPA.
La situación no es fácil, ni para las organizaciones agrarias regionales o provinciales, ni para las de Madrid, que son las que se sientan a negociar con el Ministerio. Así, COAG Nacional cuenta con nueve personas menos desde hace un año, UPA Federal se encuentra inmersa en un ERE que, previsiblemente, finalizará antes de que termine 2013 y ASAJA Nacional ha rebajado el sueldo a sus trabajadores, ha prescindido de varias personas y no ha reemplazado a otras que, por diversos motivos, ya no trabajan en la organización.
«Todo se ve afectado, cualquier actividad sindical» explican desde UPA, mientras que COAG apunta que se «está jugando a debilitar la estructura de las organizaciones agrarias». Por ello, estos colectivos se están buscando las habichuelas y diversificando, apostando por dar más servicios al agricultor, centrándose en las cuotas de sus afiliados o llevando a cabo proyectos financiados por la Unión Europea.
Sin embargo, para hacer un análisis completo de la situación, a la complicada vertiente económica hay que sumar la política: es indudable que ASAJA Nacional (o al menos, su presidente, Pedro Barato) mantiene una estrecha y cordial relación con el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, algo que no ocurre, en ningún caso, con los líderes de las otras dos organizaciones representativas: COAG y UPA.
Desde la primera, reconocen que hay una buena sintonía personal entre Barato y Cañete, y hay miembros de ASAJA que sí que se sienten cerca del PP, —esto llevó a que hace unos meses, el presidente de una organización provincial, afirmara «ahora que está el PP, ya es hora de que nos toque a nosotros»—. Pero desde la organización también dejan caer que hay ASAJAs provinciales que no le bailan tanto el agua al ministro.
Por otra parte, durante la época del Gobierno de Zapatero la organización más afín al Partido Socialista, UPA (perteneciente al sindicato UGT), fue una de las mejores consideradas, de manera que eso de estar en la misma línea política que el Ejecutivo le aportaba algún punto más a la hora de optar a algún proyecto.
Actualmente, tanto UPA Federal como COAG Nacional (también más afín a la política de izquierdas) se muestran muy descontentas con la interlocución y el tratamiento que le dispensa Agricultura, enfrentamiento que el propio Ministerio hizo público en una nota de prensa emitió el pasado mes de septiembre relativa al nuevo marchamo de «Producto Lácteo Sostenible».
Precisamente, ante este panorama de recortes económicos y varias desavenencias políticas, es cuando el ministro Miguel Arias Cañete está empeñado en llevar a cabo las elecciones al campo. Para muchos, la pregunta es: ¿acaso está el horno para bollos?
Nota: la oficina de ASAJA Nacional se encuentra actualmente en obras, no porque se encuentren mejor económicamente, si no porque, según explican, las acometen con unos fondos de patrimonio sindical destinado a invertirlos en dicho patrimonio.