Al comisario de Agricultura de la Unión Europea, el irlandés Phil Hogan, le debe de gustar el güisqui. Y no lo digo porque sí, si no porque en su reciente visita a Bogotá (Colombia) al menos lo ha nombrado en dos de sus discursos, eligiéndolo como ejemplo de denominación de origen. ¡Entre las más de 3.400 que hay!
Colombia ha sido el país que, a principios de febrero, ha visitado un nutrido grupo de europeos con varios objetivos. Por una parte, investigar nuevos mercados para exportar alimentos comunitarios; (y para ello han echado mano del considerable presupuesto de la nueva política de promoción agroalimentaria europea: “Enjoy, it’s from Europe”).
Por otra, estrechar los lazos comerciales con el país andino, que desde 2013 cuenta con un “desaprovechado” acuerdo de libre comercio con la Unión Europea al que ambas partes pretenden sacar un mayor partido.
Acuerdo en alimentos ecológicos
Las principales exportaciones colombianas se concentran en los productos mineroenergéticos, que actualmente, con la crisis del petróleo, no pasan por uno de sus mejores momentos. En cuanto al sector agroalimentario, el café, el plátano y las flores son los que tienen un mayor peso, de ahí que el Gobierno de Colombia esté interesado en ampliar su portafolio de cara a Europa.
“La Unión Europea es experta en producir alimentos de calidad y nosotros queremos importar calidad”, afirmó el comisario Hogan.
En este sentido, desde Europa se insiste en que los ecológicos (denominados orgánicos en Colombia) y otras marcas alimentarias, (como las denominaciones de origen o las indicaciones geográficas protegidas) son la mejor puerta de entrada para los productos colombianos en el Viejo Continente.
Por ello, el hito más importante al que se ha llegado en esta visita de Hogan a Bogotá es el acuerdo bilateral en materia de productos ecológicos, que se basará en el reconocimiento mutuo de las respectivas normas de producción y la cooperación técnica entre ambas partes.
Quizás, gracias a este acuerdo, la Administración Pública colombiana apoye más a la producción orgánica y le dé cabida en el macro-proyecto lanzado a finales de 2015 por el Ministerio de Agricultura: Colombia Siembra. Con él, se ambiciona ampliar la superficie agraria en un millón de hectáreas a lo largo de tres años, invertir más de 400 millones de euros y crear 264.000 empleos a través de cultivos como el maíz, la soja, el algodón (convencional y OGM), las frutas y hortalizas, la carne bovina y la producción piscícola.
Aunque quizás fuera buena idea (y lo apunto como sugerencia) fomentar la producción orgánica colombiana con un plan específico vinculado a las comunidades indígenas, (que en muchos casos apenas usan materias químicas) y crear un sello de calidad que relacione lo ecológico con una producción indígena ancestral de calidad, algo que, desde luego, en los mercados europeos, sería más que exótico.
Visita a Cali
Después de visitar Bogotá, la misión europea se desplazó a Cali “¿Por qué vamos a Cali? Porque queremos conocer otras oportunidades de negocio, más mercados, ver más allá de la capacidad que tiene la capital de Colombia”, explicó Hogan.
El viceministro colombiano de Asuntos Agropecuarios, Juan Pablo Pineda, le explicó al irlandés que “Cali es la tierra de la salsa [baile] y de las mujeres bellas”, algo con lo que Hogan se mostró complacido. “¡No lo sabía!”, exclamó.
En la capital vallecaucana, tras reunirse con varios gobernadores y empresarios de regiones próximas, la misión europea visitó el laboratorio internacional de agricultura tropical, CIAT. “Además de los laboratorios de paz en los que la Unión Europea ha participado, también queremos conocer otros laboratorios”, comentó el comisario de Agricultura. Y es que el irlandés, se mostró muy sensibilizado por el proceso de paz de Colombia, situación por la que, no hace mucho tiempo, pasó su propio país, Irlanda.
Según Hogan, primero hay que conseguir la paz, y luego desarrollar el comercio, que es el pálpito de una economía sana. Así, el comisario hizo hincapié en un mensaje: “La Unión Europea está abierta a hacer negocios y queremos ayudar a Colombia en su desarrollo rural”.
Oferta que el viceministro de Asuntos Agropecuarios tomó de buen agrado, y planteó como objetivo “que Europa pase de ser el segundo socio comercial de Colombia al primero”.
El tiempo dirá. De momento ya se ha iniciado un buen acuerdo… ¡y quién sabe si con una botella de güisqui de DO!
Nota: artículo publicado en e-Comercio Agrario y en la edición en papel de Agricultura de las Américas.