Actualmente, las dos políticas agrarias más conocidas a nivel mundial son la Farm Bill de Estados Unidos (nacida en 1933) y la PAC de la Unión Europea, (de 1962). Aunque en muchas ocasiones estos dos grandes bloques se han mirado con recelo por sus ayudas al campo —sobre todo en los debates de las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio, OMC— hay quien ha analizado las semejanzas y diferencias entre ambas, llegando a la conclusión de que la PAC sigue los pasos de la primera.
Así lo ha hecho el decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y el País Vasco, Joaquín Olona, quien expuso su visión al respecto en una conferencia organizada por Ibercide titulada «El desarrollo de las estructuras agrarias, la deuda pendiente de la PAC: Amenazas y debilidades frente a la Política agraria de EEUU (Farm Bill)». [Documento completo]
Similitudes
En ella explicó que el origen de ambas políticas se encuentra en dos desgracias que afectaron a la alimentación en ambos continentes: en el caso de la Farm Bill fue la tormenta del polvo de 1932 a 1939 (dust bowl), que arruinó las cosechas y a los agricultores; en el de la PAC, la II Guerra Mundial, que dejó destrozada gran parte de Europa tras 1945.
Tanto la Farm Bill como la PAC se reforman cada cinco años, y en sus continuas evoluciones las ayudas agrarias van disminuyendo su presupuesto. Asimismo, EEUU y la Unión Europea también coinciden en que las rentas de los agricultores son inferiores a los de otros profesionales.
Sin embargo, según Joaquín Olona, lo más llamativo es la escasa originalidad de la PAC, ya que comparando fechas y medidas, coincide que ésta las aplica cuando la Farm Bill ya las lleva desarrollando un tiempo. [Ver siguiente tabla].
Diferencias
Entre las diferencias de ambas políticas agrarias se encuentran la justificación social de las ayudas (los americanos lo hacen por cuidar el suelo y aportar alimentos a la beneficiencia, mientras que los europeos por preservar el entorno y garantizar alimentos de calidad); la implicación de los presidentes norteamericanos, quienes se postulan a favor o en contra, lo que contrasta con la pasividad de los dirigentes europeos; el perfil de quién puede recibir las ayudas agrarias también es diferente (en EEUU se tiene en cuenta la renta total del agricultor mientras que en Europa no) así como el número de explotaciones agrarias (un millón en EEUU frente a los dos millones de un sólo país como España).
Otra diferencia importante es que EEUU acaba de poner en marcha una Ley de seguros agrarios combinados, una medida en la que España es todo un ejemplo mundial y que algunos consideran como «la principal herramienta de política agraria nacional».
2018 es la fecha prevista para analizar la próxima reforma, tanto de la Farm Bill como de la PAC. Y ¿qué se puede esperar para entonces? Según Olona resulta llamativo que, mientras la UE ha reforzado los pagos desacoplados en la PAC que ahora comienza a aplicarse, la Farm Bill los ha anulado totalmente y ha vuelto a poner en marcha una política de precios de referencia, (algo prácticamente prohibido en Europa).
Entonces, la Unión Europea ¿será capaz de volver a sus orígenes y cambiar la trayectoria que viene marcada desde la reforma de 1992? ¿Conseguirá establecer de nuevo unos precios de referencia para frenar la imparable volatilidad de los mercados y garantizar unas rentas mínimas a los productores? Mucho tendría que cambiar las reglas marcadas por Competencia, pero, por prudencia, será mejor esperar a ver qué ocurre en tres años.