El greening o reverdecimiento de la Política Agraria Comunitaria es uno de los puntos más destacados en la reforma aprobada para 2014-2020 y también uno de los más criticados por varias organizaciones agrarias. COAG y ASAJA lo consideran un incremento de los costes de producción para los productores que además no tiene en cuenta los esfuerzos que éstos ya están realizando en este sentido, mientras que UPA y Cooperativas Agroalimentarias han pasado por encima de esta medida sin convertirla en el centro de sus dianas.
Las negociaciones llevadas a cabo por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente durante 2012 y mitad de 2013 han conseguido adaptar a España una propuesta que se consideró «marciana» cuando el comisario Dacian Ciolos la presentó en octubre de 2011. De esta manera, cultivos permanentes y tan españoles como el olivar, el viñedo, los cítricos, los frutales o los frutos secos serán bien considerados por su «componente verde» y no habrá que arrancarlos para hacer rotaciones, como algunos aseguraban en su momento.
Sin embargo, no nos llevemos a engaño: haber adaptado el requisito ambiental de la PAC a la singularidad agrícola española no significa que la guerra haya terminado, si no que se ha librado una nueva batalla.
Cuando a finales del siglo pasado se negoció la reforma que se conoce como la «Agenda 2000», pocos pensaron que el verde sería el color que a partir de entonces identificaría la agricultura en la Unión Europea, y no precisamente por dar colorido a los campos, si no porque la producción de alimentos está, cada vez más, vinculada a la mejora del medio ambiente. ¿Por qué? Pues por que es el mejor argumento para justificar las ayudas complementarias agrarias.
En este sentido, resulta más que significativo que el pasado 26 de junio, el mismo día que el Parlamento, el Consejo de Ministros y la Comisión Europea llegaron a un acuerdo sobre la PAC 2014-2020, esta última lo celebró difundiendo un vídeo promocional de la PAC [muy aconsejable de ver] en el que los términos que más se repiten son «agricultura ecológica», «biodiversidad» o «producciones sostenibles»; y en el que se destacan las declaraciones del director del Instituto para una Política Ambiental Europea, David Baldock: «el dinero público, para bienes públicos». [Texto íntegro del vídeo en español]. Ni seguridad alimentaria, ni garantía de abastecimiento para los mercados, ni precios dignos para los agricultores y asumibles para los consumidores…, de eso, poco o nada. Lo que importa es el «verde», que ha venido para quedarse.
«El greening va a marcar la historia de la PAC en años venideros (…) Sería miope no anticiparse a ese futuro que responde a una necesidad de nuestra sociedad», considera el profesor de Economía y Política Agraria en la Universidad Politécnica de Valencia, José María García Álvarez-Coque, en un artículo publicado en el anuario de 2013 de UPA.
De momento, la historia reciente de la PAC parece que le da la razón.