La Mancha y La Rioja son las dos principales zonas vitivinícolas de España, sin embargo, el modelo de vitivinicultura es totalmente diferente: por un lado está el viñedo más grande del mundo, ubicado en la meseta peninsular; por otro, la denominación de origen más internacional y reconocida de la «piel de toro». Estas divergencias llevan a que ambas zonas productivas discrepen en multitud de ocasiones sobre la aplicación y el desarrollo de las políticas del subsector vitivinícola —la OCM del Vino y algunos de sus aspectos más polémicos como la liberalización de los derechos de plantación, etc— puesto que muchas veces, lo que beneficia a una, perjudica a la otra, y viceversa.
En este sentido, resulta curioso que ambas zonas hayan coincidido en erigirse como centro mundial o internacional del vino. La Rioja ya ha hace años que viene celebrando el Foro Mundial del Vino, cuya séptima edición se llevó a cabo en 2010 (si no se ha repetido desde entonces posiblemente es por los recortes presupuestarios). Por su parte, Castilla La Mancha se estrenó en estos eventos la semana pasada con la I Cumbre Internacional del Vino.
Pero más curioso todavía resultan determinadas estrategias de comunicación, promoción e, incluso de lobby que utilizan ambas administraciones autonómicas para «venderse» en Europa.
Así, si durante la I Cumbre Internacional del Vino la Comisión Europea —en concreto, el portavoz del comisario de Agricultura, Roger Waite— reclutó a un grupo de periodistas de varios países comunitarios para mostrarles los viñedos y los vinos manchegos, esta semana el Gobierno de La Rioja ha invitado a una representación de la otra institución Europea, la Comisión de Agricultura del Parlamento, con el objetivo de sensibilizarles sobre el modelo de vino de calidad. (La organización de este viaje ha estado muy vinculada con la riojana y veterana eurodiputada popular en la Comisión de Agricultura, Esther Herranz).
Sin duda, se trata de «curiosas coincidencias» a las que, por supuesto, se apunta el ministro del ramo, Miguel Arias Cañete, no sólo porque el vino es uno de los sectores agroalimentarios más importantes de nuestro país, si no porque ambas comunidades están gobernadas por pesos pesados de su partido, el PP.